Artículo, no publicado, censurado, por la revista del Ministerio de Defensa 'Pirineos', de la Cuarta Región Militar (Aragón y Cataluña). Propuesto y presentado como Cabo 1ª de la Residencia de Oficiales de Barcelona en 1990, donde estuve destinado dos meses.
Joan Oliva
Hasta hace algunos años nadie. excepto los más directamente afectados, hablaba del servicio militar. Al menos en los mismos términos que ahora parecen ser objeto de discusión. Ni en el orden de prioridades de los poderes Legislativo y Ejecutivo la popular "mili" (?) surgía siquiera como posible quebradero de cabeza. Ni en los 'mass media' ésta se elevaba a categoría de noticia, factor que sí se constata últimamente.
Las elecciones legislativas del 86 empezaron a marcar un punto de inflexión en torno a lo que, en boca de algunos, se ha convertido en el epicentro de un debate de urgencia nacional y, en la de otros, en un excelente cebo electoral. La reducción efectiva del servicio a un año, puesta en práctica cuatro años antes con la llegada al poder del PSOE, marca ya el pistoletazo de salida a un tema que no ha corrido paralelo al desarrollo del Plan Estratégico Conjunto ( por más que en éste se fijara la cifra del contingente de reemplazo), ni al proceso de incorporación político-defensivo de España en el marco europeo y occidental -OTAN, UEO-): o, en todo caso, el servicio militar debía aparecer como el último estabón lógico derivado de este proceso de reformas. El turno le ha tocado ya.
Reclutas de reemplazo en maniobras militares en el campo de San Climent Sescebes. Regimiento de Infantería Jaén 25, creado en 1637. |
A la izquierda, yo, en posición de vigilancia defensiva |
Disparo de fuego real con las baterías de mortero 120 mm. |
Otro soldado pone el obús en el mortero. Al fondo, camuflaje |
La singularidad de todo los concerniente a la "mili" aparece en la actualidad inmediata de los medios de comunicación y, he ahí su condición relevante, atención, en los primeros puntos de los programas electorales de las formaciones que concurren a las elecciones generales del 29 de Octubre. A quienes la propuesta de reducción del servicio militar a tres meses, realizada en la anterior convocatoria electoral del 86 por el partido del ex-presidente del Gobierno Adolfo Suárez, el CDS, les pareció un caso de ejemplaridad de argumento destinado a obtener una sustanciosa suma de votos, verían hoy estupefactos la subasta pública emprendida a raíz de este asunto.
Ampliación a 14, 16 y 18 meses. Fijación en un año. Reducción a 9, 6 y hasta 3 meses. ¿Quién da más? Voluntariado especial, o clásico, profesionalismo, modernización, referéndum nacional... Barajar las cartas con esta sinopsis de cifras y conceptos esconde mucha mayor relevancia de lo que se puede dar a entender mirando al tema sólo por encima. Por ello, una posible lectura nos dice que las ya llamadas elecciones de los reclutas huele más en términos similares al famoso eslogan de los ochocientos mil puestos de trabajo (PSOE, 1982), que a la verdadera necesidad de discutir algo que ahora interesa a todos.
Quizá el momento de magnificar disyuntivas tan distantes como incompatibles, tales como la confrontación ejército profesional-ejército formado por mozos de reemplazo, aumento--rebaja del tiempo de permanencia en filas, no fuera éste sino anteriormente, cuando se trazó la estrategia de la política defensiva para la nación (PEC, referéndum OTAN).
No sé si los asesores de campaña de los distintos partidos que batallan por los escaños del 29 de Octubre se han aprovechado de un espinoso tema que puede suscitar una motivación desmesurada entre los varios cientos de miles de jóvenes que votan ahora por primera vez, y sobre los cuales el fantasma de la mili plantea sobre sus mentes. Tampoco sabemos si el Centro de Investigaciones Sociológicas ha encargado la realización de un sondeo entre los jóvenes incorporados a filas en el presente o anterior llamamiento sobre las conclusiones a extraer de su peculiar vida como soldados.
Probablemente alguien sacaría excelentes dividendos no cuantificables, es decir, un buen balance de opinión con ello,. Y también si ese alguien incide en afirmar que el problema de fondo del servicio militar quizá empiece por la propia reforma interna de las condiciones y características de la mili actual, antes que de su discusión como fórmula válida o no. ¿Quién lanza la primera piedra? Ya no se trata ahora de escudarse en la afirmación de que la función del Ejército no es hacer política, pero cuando se cae en el riesgo -ahora ocurre- de politizar electoralmente el servicio militar, lo que se hace es jugar ocn un periodo importante de la vida de muchos jóvenes. Lo que se consigue es enrarecer el ambiente en unos cuarteles donde, por una vez, alguien tendría mucho que decir.
Empezando por quienes sean mejores conocedores de las necesidades de la mejor política de Defensa Nacional. Y acabando por conocer la opinión, -¿por qué no?- de los mismos reclutas. A fin de cuentas, a la Defensa Nacional en su conjunto, pero también a nosotros es a quien nos afecta más como puede acabar el desenlace de Las mil y una milis.
*En el verano de 1989, el coronel del Ejército de Tierra, Amadeo Martínez Inglés, publicaba su polémico ensayo 'España indefensa. -Ediciones B-', donde criticaba las deficiencias del modelo de ejército de reemplazo para hacer frente a las, en aquel entonces , amenazas geo estratégicas para España, y defendía la necesidad de reemplazarlo por un ejército profesional.
No sé si los asesores de campaña de los distintos partidos que batallan por los escaños del 29 de Octubre se han aprovechado de un espinoso tema que puede suscitar una motivación desmesurada entre los varios cientos de miles de jóvenes que votan ahora por primera vez, y sobre los cuales el fantasma de la mili plantea sobre sus mentes. Tampoco sabemos si el Centro de Investigaciones Sociológicas ha encargado la realización de un sondeo entre los jóvenes incorporados a filas en el presente o anterior llamamiento sobre las conclusiones a extraer de su peculiar vida como soldados.
Probablemente alguien sacaría excelentes dividendos no cuantificables, es decir, un buen balance de opinión con ello,. Y también si ese alguien incide en afirmar que el problema de fondo del servicio militar quizá empiece por la propia reforma interna de las condiciones y características de la mili actual, antes que de su discusión como fórmula válida o no. ¿Quién lanza la primera piedra? Ya no se trata ahora de escudarse en la afirmación de que la función del Ejército no es hacer política, pero cuando se cae en el riesgo -ahora ocurre- de politizar electoralmente el servicio militar, lo que se hace es jugar ocn un periodo importante de la vida de muchos jóvenes. Lo que se consigue es enrarecer el ambiente en unos cuarteles donde, por una vez, alguien tendría mucho que decir.
Empezando por quienes sean mejores conocedores de las necesidades de la mejor política de Defensa Nacional. Y acabando por conocer la opinión, -¿por qué no?- de los mismos reclutas. A fin de cuentas, a la Defensa Nacional en su conjunto, pero también a nosotros es a quien nos afecta más como puede acabar el desenlace de Las mil y una milis.
Preparando mi equipo |
En segundo plano, junto al capitán Bayo, mando de nuestra compañía de infantería |
*En el verano de 1989, el coronel del Ejército de Tierra, Amadeo Martínez Inglés, publicaba su polémico ensayo 'España indefensa. -Ediciones B-', donde criticaba las deficiencias del modelo de ejército de reemplazo para hacer frente a las, en aquel entonces , amenazas geo estratégicas para España, y defendía la necesidad de reemplazarlo por un ejército profesional.
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