(Artículo inédito, de archivo, enviado a Informe Semanal de Política Exterior, en septiembre de 1997)
By Joan Oliva
El presidente francés y Copríncipe de Andorra, Jacques Chirac, ha sido recibido con fervor popular en su primera visita institucional al Principado como jefe de Estado, los días 15 y 16 de este mes. La presencia del mandatario no ha servido, sin embargo, para que se anunciase el esperado compromiso sobre el Acuerdo de entrada, circulación y establecimiento de españoles y franceses en Andorra, y de andorranos en estos dos países. El convenio lleva negociándose desde principios de 1996 y su materialización supondría la equiparación de los andorranos a los ciudadanos comunitarios en sus condiciones de residencia y trabajo en los dos países vecinos, según ha explicado el embajador español, José Manuel Paz Agüeras, y, asimismo, una igualdad de derecho de los nacionales de España y Francia con los andorranos en el país pirenaico.
Trabajadores del sector de perfumería, antes de ir a un training |
Chirac hubiera querido anunciar una rápida resolución del acuerdo, pero éste tropieza con la intransigencia andorrana a un único punto del texto, relativo a las condiciones de reagrupamiento familiar de trabajadores españoles y franceses en Andorra que la parte negociadora francesa ha modificado. Así, contra el explícito redactado anterior que habla de que la reagrupación de los familiares será "de la même durée", el gobierno socialista francés ha propuesto ahora que sea "de la même nature". Desde la Secretaría de los servicios del Copríncipe episcopal se ha explicado a INFORME que esto supondría que "si algún extranjero quiere ejercer de médico u otra profesión liberal en el Principado, su consorte o vástagos también lo podrían hacer. Y Andorra así no lo quiere".
El Acuerdo debe someterse aún a aprobación de los tres parlamentos respectivos y Jacques Chirac, con una Asamblea nacional en la que su RPR-UDF está en minoría, no podía de manera ninguna anunciar una disposición favorable, aún cuando lo hubiera deseado como Copríncipe. Recordemos que los dos jefes de estado están asociados a las negociaciones internacionales que sostenga Andorra con los gobiernos de Francia y España, según dicta la Constitución del Principado aprobada en 1993.
Si para los más de 4 mil franceses residentes y futuros las expectativas eran y son importantes, imáginemos cuanto más para los 28.630 españoles (sobre una población total de 63.537, en 1995). Tanto el gobierno de España como el Govern de Andorra interpretan ahora el redactado global del acuerdo de la misma manera. Para ello se ha hecho necesario que Madrid acepte que "las mismas condiciones de trabajo (seguridad social, vacaciones...,etc)" a las que se refiere el redactado, no incluyan el acceso a la función pública; ni la supresión del requisito de 20 años de residencia a los extranjeros para montar un negocio particular en Andorra. La parte negociadora andorrana así la había expresado en una declaración anexa.
Por lo tanto, el eco alcanzado por la presencia del Copríncipe francés no habrá ido más allá del acuerdo conjunto con el Copríncipe episcopal, Joan Martí Alanís, para indultar a presos comunes, o por su llamamiento a un mayor reequilibrio en las relaciones que sostiene el Ejecutivo de Marc Forné con los dos países vecinos. Lejos, pues, de los precedentes de De Gaulle (1968), cuando anunció la construcción del túnel de Envalira (en la frontera con Francia y que sólo 28 años después se ha licitado) o de Mitterrand, el único en haber realizado dos visitas, en 1986 y 1993, esta última como primer Copríncipe francés por mandato constitucional andorrano.
*El Acuerdo, del año 2000, entró en vigor en julio de 2003, en las condiciones que se expresan a continuación
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