El proyecto de tarjeta radiológica que registraría el historial de cada paciente sigue sin arrancar
by Joan Oliva
El tsunami de noticias que proceden de Japón ha puesto en el punto de mira de la actualidad el fenómeno de la radiación nuclear, y también los efectos colaterales de la radiación en las pruebas médicas. La radiología que se emplea en la medicina clínica se considera adecuada cuando localiza e identifica anomalías que aquejan a nuestro cuerpo para tratar enfermedades como el cáncer o diagnosticar la enfermedad de alzheimer en fase precoz, entre muchas otras. En el campo de la medicina nuclear, la proliferación de técnicas de diagnóstico por imagen como la PET, la SPECT…etc, ha erradicado la necesidad de cirugía previa, mientras que en otros casos ha acotado las intervenciones quirúrgicas. La contrapartida es la emisión de sustancias radiactivas que conlleva su uso. Tolerable siempre que no se sobrepasen unos límites: una absorción al año de más de 100 mSv (la radiación se mide en milisiever) por parte de nuestro cuerpo aumenta la probabilidad de desarrollar un cáncer a medio y largo plazo.
En España una persona recibe anualmente una media de 2,4 mSv llamada radiación de fondo simplemente por pura exposición a la radiación solar, alimentos, edificios… Sin embargo, la radiación que absorbe nuestro cuerpo bajo los efectos de técnicas radiológicas como los rayos X, TAC (Tomografia Axial Computerizada), o los conocidos como PET (Tomografía por Emisión de Positrones), Gammagrafía, o SPETC, tiene distintos grados de afectación. ¿Hay, por ejemplo, un límite máximo de TAC por año a los que pueda someterse una persona? Los especialistas consultados responden que en este caso y en otros no está delimitado por ley, no existe normativa alguna sobre los niveles de radiación máxima permitida que puede recibir un paciente.
El tsunami de noticias que proceden de Japón ha puesto en el punto de mira de la actualidad el fenómeno de la radiación nuclear, y también los efectos colaterales de la radiación en las pruebas médicas. La radiología que se emplea en la medicina clínica se considera adecuada cuando localiza e identifica anomalías que aquejan a nuestro cuerpo para tratar enfermedades como el cáncer o diagnosticar la enfermedad de alzheimer en fase precoz, entre muchas otras. En el campo de la medicina nuclear, la proliferación de técnicas de diagnóstico por imagen como la PET, la SPECT…etc, ha erradicado la necesidad de cirugía previa, mientras que en otros casos ha acotado las intervenciones quirúrgicas. La contrapartida es la emisión de sustancias radiactivas que conlleva su uso. Tolerable siempre que no se sobrepasen unos límites: una absorción al año de más de 100 mSv (la radiación se mide en milisiever) por parte de nuestro cuerpo aumenta la probabilidad de desarrollar un cáncer a medio y largo plazo.
En España una persona recibe anualmente una media de 2,4 mSv llamada radiación de fondo simplemente por pura exposición a la radiación solar, alimentos, edificios… Sin embargo, la radiación que absorbe nuestro cuerpo bajo los efectos de técnicas radiológicas como los rayos X, TAC (Tomografia Axial Computerizada), o los conocidos como PET (Tomografía por Emisión de Positrones), Gammagrafía, o SPETC, tiene distintos grados de afectación. ¿Hay, por ejemplo, un límite máximo de TAC por año a los que pueda someterse una persona? Los especialistas consultados responden que en este caso y en otros no está delimitado por ley, no existe normativa alguna sobre los niveles de radiación máxima permitida que puede recibir un paciente.
Prueba PET de un cerebro con radiotrazador PIB que detecta si un paciente tiene Alzheimer o no |
Por ello es tan importante insistir en la necesidad de tener una tarjeta radiológica que reúna la carga de radiación acumulada por un paciente a lo largo de su vida clínica. “La tarjeta no deja de ser una antigua aspiración, pero el proceso para su adopción está muy parado”, señalan las fuentes consultadas. Cual DNI identificativo, la decisión sobre su implantación ahora mismo depende del Ministerio de Sanidad, no de las CCAA. Hasta el momento los hospitales son los únicos guardianes del historial radiológico de los pacientes. “La racionalización de las indicaciones de más exploraciones con equipos que emiten radiación ionizante está y estará cada vez está más acotada, porque los radiólogos conocen los riesgos y aplican criterios de justificación, optimización y limitación en los estudios de Diagnóstico por Imagen”, insiste Mariana Rovira, directora médica de CRC Corporació Sanitaria, grupo que gestiona la externalización de servicios de diagnóstico por imagen en más de veinte centros hospitalarios catalanes. Uno de los objetivos del proyecto de historial clínico compartido en Catalunya es precisamente el evitar duplicidades innecesarias en la indicación de pruebas de diagnóstico para cada paciente.
La radiografía de torax, que se toma como la medida de referencia básica, representa una absorción de 0,02-0,07 mSv de radiación, el equivalente de 3 a 11 días de exposición a la radiación natural de fondo; en el otro extremo, un TAC de abdomen o pelvis tiene una dosis efectiva de 12,7-14,5 mSv. y representa lo mismo que 4,5 años de radiación natural de fondo. LaTAC han proliferado en tanto y cuanto es una prueba de diagnóstico radiológica que utiliza rayos X y procesamiento de las imágenes por ordenador . “Dependiendo del tipo de TAC que hagas a un paciente, su uso equivale a entre 91 a 320 placas de torax. Los primeros TAC disponían de un solo detectory ahora pueden tener 16, 64, o incluso 320 Esto puede aumentar la dosis de radiación y por ello es imprescindible optimizar mucho su uso”, advierte la doctora Mariana Rovira.
Una ecografía no tiene carga de radiación asociada y por ello es una prueba ampliamente recomendada. Como muchos hospitales no disponen de médico ecografista en horario nocturno, o en fines de semana, la praxis común es realizar un TAC al paciente, ya que ofrece similitudes en el diagnóstico, Para subsanar el inconveniente que supone la radiación derivada del uso de este procedimiento diagnóstico en CRC Corporació Sanitaria se está iniciando la implantación de la teleecografía como solución. De esta manera, se pueden enviar al radiólogo remotamente, esté donde esté, imágenes en tiempo real de la ecografía realizada in situ, en el hospital.
En otra prueba tan común dentro de la radiología convencional como una mamografía, se absorbe un 0,1 mSv, por consiguiente, mil veces por debajo de los niveles límite de riesgo tolerable. Si hablamos de la Resonancia Magnética no usa rayos X o radiación ‘ionizante’ sino que se basa en la utilización de ondas de radio y campo magnético. A diferencia de los medios de contraste que se usan en los rayos X para ayudar a interpretar las imágenes obtenidas, en la RM se usa un material, el gadolinio, que no contiene yodo y rara vez produce alergias u otros problemas. Para mujeres embarazadas, una resonancia magnética solo será aconsejable si hay problemas muy serios o anomalías sospechadas. En todo caso, se considera que los Rayos X y, especialmente un PET, son más dañinos que la RM para el feto
Los deportistas de élite son un subgrupo de pacientes sometidos a múltiples pruebas radiológicas a lo largo de su carrera, desde la Resonancia Magnética, a la ecografía, pasando por medicina nuclear “Aunque se sometan a una prueba al mes, no se tendrán que hacer ningún control, puesto que hablamos de radiología de diagnóstico, no una radiología intervencionista como sería la radioterapia”, remarca Antoni Fraguas, especialista en traumatología de la clínica Tecknon. “Otra cosa sería que se llegase a dañar el cartílago, lo que les produciría dolor”, matiza el ex gimnasta olímpico. no sin antes añadir que las técnicas de imagen por sí solas no curan, pero ayudan a que una cirugía sea más corta y llevadera.
El principio básico de justificación de la actividad es que el beneficio de la técnica de imagen para el paciente sea superior a los riesgos potenciales de una exposición a la radiación, y sigue siendo el factor decisivo. Ya lo marcó en 1976 la Comisión Internacional de Protección Radiológica. Otro principio es el ALARA (as low as reasonably achievable), es decir, que la dosis de exposición sea tan baja como sea razonablemente posible. Los radiólogos y especialistas no radiólogos que trabajan con estos equipos siguen protocolos estrictos de prevención en la operativa diaria. Una categoría la conforman aquellos técnicos que están expuestos a un índice de radiación efectivo de 6 mSv al año, los cuales tienen que llevar dosímetros que contabilizan a lo largo del año su carga radiológica acumulada.
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