El Hospital de Palamos y el Hospital Moisés Broggi de Sant Joan Despí son los dos primeros centros en Catalunya que disponen de cámara hiperbárica. El centro gerundense creó su primera unidad de medicina hiperbárica en 1994 respondiendo al llamado de los múltiples centros de buceo de esta zona del Empordà. De hecho, entonces, como ahora, no existía tratamiento alternativo a éste para las sensaciones de vértigo, dolor de articulaciones, dolores medulares incluso hemiplejias de submarinistas que no han hecho una salida adecuada al emerger hacia superficie.
Los buceadores, a mayor descenso en profundidad mayor presión atmosférica sufren. Eso se traduce en un aumento del nitrógeno desde la sangre a los tejidos, que no metabolizan. Al emerger hacia la superficie, si la descompresión es desordenada, bien porque se la saltan, o porque es una subida súbita, se puede formar una burbuja de nitrógeno suficientemente grande como para obstruir el flujo sanguíneo y desencadenar en una embolia.
Pero los accidentes de buceo solo representan el 14% de las aproximadamente 1.200 sesiones anuales realizadas en la cámara hiperbárica de Palamós para todas las patologías. Este año 2010 probablemente aumentarán las sesiones al disponerse de una nueva cámara de 2,20 metros de diámetros con capacidad para ocho personas sentadas. Entre otros, esta unidad de medicina hiperbárica atiende también a los afectados por intoxicación aguda de monóxido de carbono que generan calderas, chimeneas, y braseros en mal estado..
En esta clase de intoxicaciones, el monóxido ocupa el espacio del oxígeno en la hemoglobina por la mayor afinidad que tiene con ésta. “Si una persona empieza a respirar aires limpios, tarda unas seis horas en eliminar la mitad del monóxido de carbono que haya inhalado. Si le pongo una mascarilla de oxígeno normal, tarda noventa minutos en desprender la mitad de lo que ha inhalado. Si lo pongo en cámara hiperbárica, cada veinticuatro minutos consigo el mismo efecto”, remata José María Inoriza, coordinador médico de la Unidad de Medicina Hiperbárica del Hospital de Palamós.
La seguridad social, la sanidad pública, cubre todos estos tratamientos (si bien en el caso de los buceadores, como se considera un accidente profesional por su nivel de riesgo, deben tener un seguro privado).
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