Tras la enésima decepción de España y de sus colegas del Big Five -Alemania, Francia, Reino Unido) en el festival de la canción de Eurovision (21º puesto para la cantante Edurne), cabe replantearse si el festival debe seguir como está, con reglas perversas y el ganador casi conocido de antemamo, o bien transitar hacia un modelo que lo haga menos previsible. Las claves: discutir el televoto, quizá eliminar los efectos especiales, hacer que cada país cante en su idioma o que todos los países disputen semifinales, ( y por tanto se escuche su canción dos veces en el caso de los candidatos que pasan a la final). Más drástico sería eliminar la música pregrabada, y volver a la tradicional orquesta, lo que daría más chances a los países latinos y no latinos de tradición musical más melódica (Francia, España, Italia, Irlanda, Reino Unido, Portugal, Malta... ), tratados muy injustamente en los últimos años. Con 60 años a sus espaldas, el veterano festival ha sido descrito como...
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